Se trata de una respuesta anticipatoria a una amenaza futura que se acompaña de tensión muscular, hipervigilancia y comportamiento evitativo; cuando esta respuesta es excesiva o persiste más allá de la presencia de aquello que la ocasionó, la respuesta ansiosa deja de ser adaptativa y se desarrolla como un trastorno de ansiedad, cuya característica esencial es la preocupación excesiva y persistente sobre varios aspectos de la vida de la persona, que percibe como incontrolables.
Es una respuesta fisiológica, conductual y cognitiva que se pone en marcha cuando una persona valora un acontecimiento como amenazante o desbordante de sus recursos, lo cual genera percepción de peligro del bienestar personal. Se trata de una reacción adaptativa que pone en marcha la búsqueda de nuevos recursos (actividad mental acelerada, hiperactividad…); sin embargo, la valoración que hacemos de nuestra capacidad de abordar dicho acontecimiento, el apoyo social del que disponemos y nuestras características personales a la hora de reaccionar ante las dificultades influyen en la adaptabilidad de nuestra respuesta al acontecimiento estresante, pudiendo aumentar la percepción de amenaza o falta de recursos de afrontamiento y transformando la respuesta de estrés en distrés, es decir, malestar subjetivo mantenido frente a un acontecimiento estresante.
Constituyen miedo o ansiedad ante una situación u objeto específicos (miedo a volar, a animales, a ver sangre o a que se administren inyecciones…), los cuales se evitan activamente, llegando esta evitación a causar deterioro de las áreas social, laboral o familiar de la persona. La respuesta de miedo o ansiedad reactiva es desproporcionada a aquello que la ocasiona y el peligro real que conlleva, así como al contexto sociocultural de la persona.
La vivencia directa de sucesos traumáticos (muerte, lesiones graves, violencia, ya sean reales o como amenaza) o ser testigo de dichos sucesos cuando acontecen a otras personas, incluso ser conocedor de que el suceso traumático le ha ocurrido a un ser querido o estar frecuentemente expuesto a los detalles de un suceso traumático (como es el caso de los profesionales que atienden emergencias, etc.), puede desencadenar una respuesta de estrés posterior al trauma. Esta respuesta se caracteriza por recuerdos y sueños angustiosos repetitivos, sentimientos o comportamientos como si se estuviera repitiendo el suceso traumático, malestar psicológico y fisiológico intenso ante circunstancias o factores relacionados con el suceso traumático, así como la evitación persistente de todo aquello que asociamos al suceso traumático (recuerdos, pensamientos, personas, lugares, objetos…). El estrés postraumático también puede incluir alteraciones como estado emocional negativo persistente, irritabilidad, comportamiento imprudente, hipervigilancia, dificultad de concentración, alteraciones del sueño…
Se trata de un conjunto de síntomas emocionales y comportamentales en respuesta a un factor de estrés identificable, los cuales continúan incluso cuando la situación estresante finaliza. Los síntomas incluyen malestar intenso desproporcionado a la gravedad del factor estresante (considerando el contexto y factores culturales), deterioro importante del área social, laboral, etc.